Como realizar una buena locución

Tener una buena voz, no es suficiente para realizar una locución profesional. La voz es sólo una herramienta que tenemos que educar, necesitas trabajar con algunas técnicas que aplicarás de forma natural en el momento en que hayas adquirido una experiencia sólida.

Para realizar una buena locución, lo primero que debes aprender es a leer con anticipación, es decir, tienes que ser capaz mientras estás grabando una determinada frase de situar la vista en la sentencia que continúa después.

Aprender a ejecutar una lectura anticipada, facilita mucho las cosas, te permite disponer de un pequeño espacio de tiempo para decidir cuál será el tono con el que deberás continuar o donde podrás realizar la pausa.

Es importante que practiques antes de realizar cualquier grabación el ajuste de velocidad global de toda la lectura. Trata de mantener en todo momento la misma distancia entre el micrófono y tu boca para evitar cualquier tipo de variación en el sonido final de tu voz. La distancia que debe mantenerse entre el micrófono y la boca dependerá mucho del tipo de micrófono que uses, de su grado de sensibilidad y de la presión acústica que pueda soportar sin llegar a la distorsión.

Nunca hay que respirar por encima de las palabras. Aunque los sonidos propios de tu respiración podrán editarse más tarde, trata de suavizar e igualar en la medida de lo posible el acto en sí de respirar, te facilitará mucho las cosas después.

Debes de aprender a controlar el timbre de tu voz, es decir, la intensidad con la que ejecutas cada frase, cada palabra y cada sílaba. He escuchado a muchos locutores que a pesar de tener una buena voz y disponer de una buena técnica de lectura no manejan correctamente el timbre de su voz, lo que provoca caídas de nivel en muchos puntos de la grabación, todavía más pronunciadas a medida que ésta va avanzando.

Antes de realizar una locución evita el café porque fomenta las flemas y el tabaco ya que éste además de resecar tu garganta dará lugar a ruidos de boca, algunos imposibles de eliminar en la edición posterior de tu pista de audio. Lo mejor y más saludable para tu voz es tomar un vaso de agua.

Concéntrate en lo que vas a hacer, revisa el texto de la locución, piensa en las instrucciones que te ha dado tu cliente y no tomes decisiones que no te corresponden a ti. Piensa que a partir de este momento, tu voz pertenece a tu cliente, así que pon todo tu empeño en conseguir el resultado que él espera de ti.

La diferencia de trabajar en un estudio de forma presencial, a hacerlo en tu propio estudio es que trabajas sin la presión del cronómetro, tómate el tiempo que necesites para lograr que la locución que vas a realizar obtenga unos resultados óptimos.

Una vez realizada la locución, comienza la parte de edición, una tarea en la que se deber ser extremadamente cuidadoso para hacer que la grabación de voz obtenga la máxima presencia y brillo posible. Lo primero que hay que hacer es normalizar, comprimir y ecualizar. La normalización no afectará en nada a la calidad de audio, la compresión sí. La compresión consiste en definir los niveles de pico más altos y más bajos de la onda sinusoidal que visualizarás en tu programa de edición. Un exceso de compresión hará que tu voz se escuche con demasiada presión y suene de forma menos natural, con menor rango dinámico. Tienes que tratar de buscar el equilibrio y ajustar los valores de compresión en función de las características propias de la grabación.

La ecualización es otro aspecto no menos importante, que permite realzar o atenuar el sonido de algunas frecuencias propias de la voz. No intentes abusar de valores graves, medios o agudos, lo importante es buscar el equilibrio, recuerda que el objetivo de una buena ecualización es sacarle el máximo brillo posible a tu voz.

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